Madrid, 11 de marzo de 2014 – El pasado mes de septiembre y, tras un verano en plena forma, Víctor Bustamante afrontaba la primera de sus dos pruebas dentro del Grand Prix Júnior: Kosice (Eslovaquia) Dada su gran experiencia en competiciones de este tipo y, las buenas clasificaciones del año anterior (séptimo en Chemnitz y duodécimo en Courchevel), todo hacía presagiar un arranque de temporada sin complicaciones. Pero, contrariamente a lo que esperaba, el resultado no fue positivo, vigésimo y, las sensaciones, tampoco, cayéndose hasta tres veces en el programa libre.
A principios del mes de octubre volaba hasta Ostrava (República Checa) para el segundo de sus torneos en este circuito y, aunque el puesto obtenido era mejor (decimotercero), los saltos seguían sin fluir, con muchos globos y triples faltos de rotación.
Los discretos resultados, el no formar parte del equipo de la Universiada, y la sensación general de contar menos que otros patinadores, hicieron que se desmotivara viviendo momento deportivos complicados. Sin duda, el peor de ellos fue a principios de diciembre en el Open de Andorra donde, tras dos programas bastante irregulares, acababa tercero por detrás de Héctor Alonso y Ton Cónsul. El sueño del mundial júnior parecía desvanecerse.
Tras cuatro meses para olvidar, algo se operó en su cabeza que dio la vuelta al chip 360º grados. Después del fiasco de Andorra, reaparecía en el campeonato de España de Jaca como un patinador completamente nuevo. Bordó su corto recibiendo diez puntos por encima del segundo clasificado, Ton Cónsul. Al día siguiente y, a pesar de tener una caída, presentaba otro excelente programa (el segundo mejor por detrás de Héctor Alonso), lo que le bastaba para proclamarse, por cuarta vez de forma consecutiva, campeón nacional. El premio mayor era la adjudicación del billete para el mundial júnior, que se celebraría el mes de marzo en Sofía (Bulgaria). Si, en algún momento, hubo alguien que dudó de su talento o de sus posibilidades, Bustamante se encargó de despejar todas las dudas, incluso, en la exhibición donde, aparentemente sin esfuerzo, clavó sendos triples flip y bucle.
Esa sensación como de flotar sobre el hielo continuó a principios de enero en la Torun Cup (Polonia). Allí finalizó segundo con marca personal en el corto, aunque con algunos errores en el libre. El pasado dos de marzo volvíamos a verlo en el Campeonato de Madrid, donde asombró con un recuperado triple lutz y una nueva combinación doble axel + triple toe. De la oscuridad al cielo, se mostraba en plena forma, lleno de confianza y con nuevas dificultades.
Esta semana participará, por tercera vez consecutiva en su carrera, en el campeonato del mundo júnior, donde será el único representante español. Si el año pasado terminó decimoctavo en esta competición, este curso parece destinado acabar, al menos, entre los doce mejores ¿Top diez? Complicado, pero posible. Los días clave serán el jueves (programa corto) y el sábado (programa largo). Allí estará arropado por su entrenador Jordi Lafarga y, los jueces ISU, Marta Olozagarre y Daniel Delfa.
En Bulgaria pondrá el broche final a una exitosa trayectoria en categoría júnior. El año que viene subirá a sénior donde luchará con los pesos pesados, Javier Fernández, Javier Raya y Felipe Montoya, pero esa será otra historia.